¿Qué destacaría de la crisis económica que se gesta por la instrumentación de medidas para contener la propagación del virus SARS-CoV-2?
De 1870 a 2020 se han registrado 14 recesiones globales. La relacionada con la covid-19 es la cuarta más profunda de toda la historia. Es, sin embargo, una crisis peculiar pues no responde a un problema de índole estructural, sino a una emergencia sanitaria global que impacta en cuatro vertientes principales: un descenso en la producción como resultado de las medidas aplicadas para contener la propagación del virus; una caída acelerada de la demanda en industrias como la de automóviles y de textiles, acompañada del incremento abrupto de la demanda en otras actividades como la del equipo personal de protección; una disrupción severa del transporte marítimo, aéreo y terrestre, y una incertidumbre empresarial sin precedentes.
¿Quiénes deberían encabezar los esfuerzos para la construir una respuesta mundial a la pandemia y sus secuelas económicas y sociales?
La pandemia es una crisis global que requiere de la cooperación entre países para garantizar, en primer término, que en la lucha contra el virus SARS-CoV-2 todos tengan acceso a los medicamentos y equipo necesarios y, en segundo orden, que el intercambio comercial siga fluyendo y contribuya a la recuperación económica mundial. Las naciones más grandes tienen que contribuir decididamente en la construcción de esa respuesta común, pero cada país puede hacer lo propio eliminando las restricciones a la importación y exportación, por ejemplo. También se requiere fortalecer la cooperación global.
La propia OMC arrastra una situación complicada desde hace varios años. ¿Tiene futuro en la era poscovid? ¿Hacia dónde debería evolucionar?
La OMC es una institución fundamental para promover la cooperación global en el campo del comercio que, a su vez, resulta crucial para combatir el coronavirus e impulsar la recuperación de las economías. Sus reglas son relevantes, pero requieren ser reformadas para garantizar una respuesta efectiva a los desafíos impuestos por los cambios geoeconómicos, tecnológicos y, ahora, del ámbito sanitario. También es preciso fortalecer sus mecanismos para la solución de controversias.
ANABEL GONZÁLEZ
¿Qué rol debería asumir Estados Unidos en este complejo panorama internacional? ¿Está en juego su liderazgo mundial?
Estados Unidos es la principal economía del mundo y su participación en el sistema multilateral de comercio le brinda importantes beneficios. Las preguntas son ¿cómo fortalecer la arquitectura institucional de manera que ofrezca respuestas efectivas a algunas preocupaciones de ese país y que son compartidas por otros?, ¿cómo abordar las distorsiones derivadas de los subsidios y otros instrumentos asociados con la participación estatal en las economías?, ¿cómo establecer un marco adecuado para la gobernanza de la economía digital?, ¿cómo promover una contribución más decidida de las economías emergentes en el sistema multilateral?
¿Cómo ha repercutido la actual coyuntura en el funcionamiento de las cadenas globales de valor?
Las cadenas globales de valor han sufrido una profunda disrupción derivada de las medidas de confinamiento establecidas para contener la propagación del virus. La pandemia se originó en China, pero luego se expandió por todo el planeta e impactó los mercados mundiales, regionales y nacionales de comercio e inversión. Desde esa óptica, el virus está llevando a una reconfiguración de las cadenas globales de valor, a fin de buscar un rebalanceo entre consideraciones de eficiencia y de manejo del riesgo. El objetivo es buscar que las cadenas de suministro sean más fuertes y resilientes, para lo cual es importante la diversificación del riesgo. Al final del día, sin embargo, las consideraciones básicas de estrategia siguen siendo críticas: acceso a insumos, disponibilidad de mano de obra competitiva, transporte, logística y otras.
¿Cree que los países deberían buscar fórmulas para asegurar la producción local de industrias estratégicas como la farmacéutica y la alimentaria?
No hay un solo país en el mundo que pueda producir de manera eficiente todos los medicamentos o alimentos que necesita. El comercio mundial es la mejor fórmula para que la población acceda a una extensa gama de bienes y servicios. Por eso, los obstáculos a la libre circulación de mercancías —bien sea del lado de las importaciones o del de las exportaciones—, ponen en riesgo a la población. El comercio es la solución, no el problema.
A la luz de estas consideraciones de autosuficiencia estratégica, ¿qué escenarios se perfilan para la evolución de las cadenas mundiales de valor?
En un contexto de búsqueda de resiliencia de las cadenas de valor las empresas están explorando diversas opciones. Una de ellas es el reshoring o nacionalización de las cadenas de suministro que, sin embargo, tiende más bien a poner en peligro el acceso a los bienes requeridos. Otra opción más viable es el nearshoring o producción cercana, por ejemplo, en México o Costa Rica para suplir el mercado de Estados Unidos; el fortalecimiento de estrategias de regionalización para suplir mercados extrarregionales; o la continuación de estrategias globales de suministro, como es de esperar, por ejemplo, en el sector de los textiles y la confección.
¿Ve posibilidades de inyectar nueva vida a los acuerdos multilaterales de comercio o seguirán dominando los acuerdos de orden bilateral y regional?
Hay un papel importante para los acuerdos bilaterales y regionales en la medida que pueden aportar experiencias para desarrollar nuevas disciplinas, regular temas entre países que comparten valores similares o, bien, servir como vehículo para acelerar la construcción de un sistema multilateral. Ellos, sin embargo, no sustituyen al sistema multilateral que se mantiene como la base de la gobernanza del comercio global.
¿Qué escenarios avizora para el comercio internacional?
La OMC estima que el comercio global sufrirá una caída abrupta en 2020 de entre 13 y 32 por ciento. Se espera, sin embargo, una recuperación para 2021 conforme las economías empiecen a salir de la crisis sanitaria y rindan frutos las medidas instrumentadas para promover la recuperación. Ello dependerá, también, de que los países eviten medidas unilaterales de restricción del comercio y, más bien, fortalezcan la cooperación internacional.