En entrevista con Comercio Exterior, Juan Carlos Corral, presidente de Aeroclúster de Querétaro, lanza la primicia: “Está en marcha la creación de una empresa importante de capital mexicano en el sector aeroespacial. En Querétaro estamos compañías grandes, eso es bueno, pero todas somos extranjeras. La empresa en formación ayudaría a que México se integre [en un nivel] todavía más alto a la industria aeronáutica. Hace falta voluntad, trabajo y apoyo gubernamental”.
Corral da algunos ejemplos: ITP es de capital español y británico; Safran, de capital francés; Bombardier, canadiense; Aeronova, español; General Electric, estadounidense. No existen empresas mexicanas, salvo algunas pequeñas y medianas (pymes).
De hecho, un esquema relevante “de defensa” contribuiría a dar un salto cuántico en el desarrollo del sector. “En mi opinión, a México le falta eso: un programa en el que la industria mexicana desarrolle actividades y no solo compre al exterior. Si se adquiere un avión, ¿por qué no decir que el país quiere construir aquí algunos de sus componentes? Si se lograra materializar este tipo de ideas, daríamos un salto muy importante y, de paso, se generaría la gran empresa aeronáutica de capital mexicano”.
La misión de Aeroclúster es promover el crecimiento del sector industrial, las buenas prácticas y la incorporación de pymes; asimismo, impulsar la innovación, que es un catalizador de todo este sector. “Trabajamos junto con el estado de Querétaro, y con México como país, para aumentar el nivel del sector aeronáutico”, dice.
Aeroclúster nació como la Red de Innovación hace 12 años, una iniciativa de varias empresas que querían promover el desarrollo del sector. Después, en 2012, tuvimos los estatutos de la asociación. La verdad es que Querétaro se ha convertido en un estado aeronáutico muy dinámico. Hace más o menos una década, empezaron a llegar compañías grandes como Bombardier, Safran, General Electric y Airbus. Desde entonces, se han instalado distintas empresas que son importantes a nivel mundial, y eso le da un carácter especial a esta entidad del centro del país.
Corral explica que esas compañías grandes llegaron a Querétaro no para sumarse al nuevo clúster, que no existía, sino por otros motivos. En su momento, hablaron con los gobiernos y vieron que el proyecto era interesante por las diversas bondades del estado, como la posición geográfica. También hubo una labor importante del sector público. “[Los consorcios internacionales] han venido porque han negociado directamente con el Gobierno del estado. Las empresas pequeñas llegan o surgen porque hay interés en el negocio y existe una demanda por parte de las firmas grandes de una cadena de proveeduría”, opina.
En el clúster, dice, se trabaja con el fi n de lograr un crecimiento sectorial sostenido. “Hemos avanzado, pero aún nos falta mucho para alcanzar ese desarrollo desde las pymes, que es lo que en realidad sustenta al sector”. El sector aeronáutico de Querétaro integra alrededor de 85 compañías. En Aeroclúster solo están afiliadas 53, por lo que un objetivo cercano de la actual administración es integrar a todas las que faltan: que la totalidad de empresas del sector esté en Aeroclúster.
Reconoce que, en el pasado, Aeroclúster no aportaba mucho valor ni beneficios, pero eso ha cambiado “y ahora crecemos de forma notable. Para dar una idea: en 2014 éramos 24 empresas; en 2015, 31; en 2016, 38; terminamos 2017 con 47, y ahora, en 2018, vamos en 53, es decir, las empresas se están incorporando”. Esto no es gratuito: las empresas se han sumado porque han visto que Aeroclúster es una asociación civil cuya membresía ofrece valor. “Estamos luchando para que las pymes se unan a Aeroclúster.”
De acuerdo con Corral, el Gobierno del estado es un actor importante en la triple hélice que forman la academia, el sector p blico y la industria. Se han impulsado muchas iniciativas, incluso a nivel federal, que fomentan que los esfuerzos se canalicen a través de los clústeres. “La empresa que no esté en Aeroclúster quedará fuera del juego, porque no se enterará de muchas cosas y no obtendrá beneficios. Este es un incentivo más para que las empresas se incorporen.”
Tras la llegada de Corral a la presidencia de Aeroclúster, se reactivaron distintas comisiones, de tal manera que hoy funcionan cuatro: (1) Científica y de Desarrollo Tecnológico, (2) Empleo, (3) Pymes y (4) Cadena de Proveeduría. Juntas, aglutinan las áreas o actividades más importantes del conglomerado. “Pueden crearse otras comisiones si fuera necesario, pero de esas cuatro forman parte todos los miembros y asociados de Aeroclúster.”
Relata, por ejemplo: “Hace poco dimos capacitación para la formación de pymes, con un gran soporte financiero de parte del Gobierno del estado —que permitió rebajar el precio del curso a la mitad. [Esta capacitación] fue preparada y desarrollada por la Comisión de Pymes, con la colaboración de los miembros de Aeroclúster”.
Otra actividad reciente fue un mapeo de la demanda. Lo realizó la Comisión de la Cadena de Proveeduría, que preguntó a las grandes empresas qué es lo que desearían de una cadena de suministro. “Si existiera una cadena de proveeduría en todos estos rubros —materia prima y componentes, consumibles y herramientas, maquinados, mantenimiento de piezas de repuesto, productos especiales, pruebas, herramientas— para las empresas grandes, seríamos capaces de colocar pedidos por encima de los 37 millones de dólares al año, que es una cifra pequeña de la fabricación total del sector en Querétaro.”
Según datos de 2016 de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (Femia), 80% de la exportación nacional del sector se va a Estados Unidos. Si solo se mide Querétaro, los números son distintos, porque las grandes compañías de este ramo que operan en el estado exportan a Canadá, España, Reino Unido, etcétera, que son destinos distintos al de Estados Unidos.
Otro tema que preocupa, añade, es la inflación de salarios en el sector aeronáutico, porque las empresas ocupan gente recién titulada —de universidades como la Aeronáutica de Querétaro (UNAQ)—, sino con experiencia de 10 años o más, por lo que atraen recursos humanos de otras industrias, como la automotriz, o incluso de la misma (aunque existe un “acuerdo de caballeros” para no “piratearse” personal).
Corral concluye: “El riesgo es que puede generarse una espiral inflacionaria que mate a la gallina de los huevos de oro en México y, en particular, en Querétaro. Distintas empresas grandes han venido porque México tiene gente bien formada pero con salarios menores de los que se pagan en Europa y Estados Unidos. Por tanto, México corre el riesgo de dejar de ser atractivo por sus bajos salarios antes de haber completado su ciclo de evolución”.