En 2001 iniciaron operaciones, llevando la logística de diferentes sectores del noroeste en México. ¿Cómo empezó el negocio y cómo ha evolucionado en estos casi 20 años?
Yo era ejecutivo en la industria maquiladora, así lo fui prácticamente desde que me gradué de la carrera en el área financiera. Trabajé para varias empresas de gran renombre, donde vimos las áreas de oportunidad que se estaban presentando. El área financiera era muy competitiva para independizarse. En ese entonces, en Phillips estábamos negociando un contrato de 3PL (third party logistics provider), donde Ryder nos iba a dar prácticamente el servicio de almacenes, de entrega de producto y de manejo de mercancía. Ahí vi una oportunidad que creo que todavía existe. Muchas de las tendencias de las grandes plantas de manufactura son el outsourcing de productos o servicios que ellos no consideran como su área fuerte.
Regresamos a Tijuana, fundamos Grupo Loginam y empezamos a trabajar en esa área específica: el manejo del almacenamiento para terceros, incluyendo equipo, gente, espacio; los entregamos a la industria maquiladora en el esquema que ellos prefieran, dándoles la mayor flexibilidad posible. Inclusive podemos cobrar a sus propios proveedores el almacenamiento de la mercancía.
Existen ventajas grandísimas en este esquema, la mayoría de nuestros clientes son de la industria médica de manufactura, ellos tienen necesidades muy específicas en su cadena de suministro. Por ejemplo, el lavado de uniformes en cuarto limpio. Entramos a esa área en el 2004 y prácticamente tenemos en ese negocio 16 años.
También hace ocho años iniciamos un proyecto de digitalización de documentos. La mayoría de las industrias tienen que llevar bitácoras de producción para prevenir cualquier tipo de problema de calidad y que puedan hacer un seguimiento de sus procesos de manufactura. Esos documentos generan mucho papel, es perecedero y muchas veces es difícil de almacenar y de comprar. Lo que hacemos es digitalizarlos y subir los archivos al servidor que mejor le funcione al cliente. Prácticamente esas son las tres líneas de negocio que tenemos, y aunque podrían parecer disímbolos, en realidad vienen de las mismas necesidades de la industria.
¿Por qué no se ha logrado una política industrial para Baja California, que tanto ha impulsado el sector empresarial? ¿Qué dicen las autoridades?
Creo que uno de los grandes pendientes a través de los años, desde antes de la instrumentación del Tratado de Libre Comercio, en 1994, ha sido una política industrial que ofrezca la oportunidad a los proveedores locales de integrarse a las grandes plantas de manufactura mundial. Afortunadamente creo que nosotros nos podemos considerar como un modelo de éxito en esa parte, pues si bien estamos en el área de servicios, estamos trabajando con estas grandes plantas de manufactura y prácticamente con esquemas de calidad, de clase mundial, que son los que ellos requieren.
Nos ha hecho falta visión de Estado. Un ejemplo muy claro lo viví cuando estaba en Sony: constantemente monitoreábamos a Baja California y su competencia con estados líderes como Jalisco, Nuevo León y el entonces Distrito Federal. Baja California fue por muchos años el tercer lugar en materia de inversión extranjera, siempre pegados a Nuevo León y Jalisco. Nuestra competitividad iba relacionada principalmente a la cercanía que tenemos prácticamente a menos de una hora con uno de los estados más ricos a nivel mundial: California.
A nivel nacional vimos cómo estados del Bajío, como Guanajuato y Querétaro, superaron esas ventajas competitivas que teníamos por la cercanía, con infraestructura: metieron espuelas de tren y unidades multimodales... Los proyectos de industria maquiladora finalmente nos ganaron. Creo que a nuestros gobernantes les faltó visión, alcance... Baja California no ha crecido en materia de infraestructura, en materia de unidades multimodales ni en espuelas de tren. Vemos una incipiente industria automotriz que empezamos a desarrollar aquí con la llegada de Toyota hace algunos años.
Eso fue a nivel Baja California. A nivel nacional, desafortunadamente, nos quedamos como industria maquiladora. Nunca hemos evolucionado en los porcentajes de integración. Hablaba un poco de la proveeduría local y seguimos dependiendo de las importaciones de la mayoría de los productos claves —con sus honrosas excepciones—: seguimos prácticamente trabajando como empresas de ensamble, compitiendo con mano de obra barata y con la cercanía que tenemos con Estados Unidos. Hemos visto cómo países como China, que en 1997 estaba detrás de nosotros en materia de desarrollo y manufactura, nos rebasaron por mucho. Y no solo a México, sino al resto de las economías mundiales. Creo que nos ha hecho falta esa visión a largo plazo para terminar de integrar nuestros servicios y evolucionar a un proceso de manufactura y no simplemente a un proceso maquilador.
¿Qué oportunidades encuentran a partir de la entrada en vigor del T-MEC y específicamente en algunos de los sectores con los que trabajan?
Me gustaría ser muy claro con estos conceptos, porque sinceramente el T-MEC dista mucho de ser la panacea. Si lo comparamos con el TLCAN, realmente México perdió muchas prerrogativas que se tenían en el tratado anterior, el T-MEC es el resultado de una promesa política del presidente de Estados Unidos, diciendo que iba a acabar con el TLCAN, porque se había convertido en un inhibidor del desarrollo de empleos en Estados Unidos, por el hecho de que México paga salarios muy bajos, y se convertía en una competencia desleal.
Finalmente el hecho de no tener TLCAN habría sido peor que tener el T-MEC que se acaba de implementar. Entonces si vamos a hablar de oportunidades, yo diría que la principal es que nos dio certidumbre jurídica para seguir atrayendo la inversión extranjera a nuestro país y nada más.
Ahora habrá una vigilancia mayor de Estados Unidos sobre los sueldos que se les paga a los trabajadores y a las estructuras sindicales. Eso es algo que no necesariamente es malo, lo que es malo es que venga un país de fuera para solicitarnos que lo hagamos, cuando una adecuada política industrial nos habría dado esa pauta para evolucionar a pagar mejor sueldos, relacionado con capacitación y con educación, buscar incrementar salarios por competitividad, productividad y tecnología del conocimiento.
Con la actualización del tratado comercial se ha dicho que las empresas de Baja California tienen altas probabilidades de integrarse a la cadena de proveeduría de la industria automotriz por la cercanía con Estados Unidos. ¿De ser así, ve oportunidades para Loginam?
Para nosotros, que estamos en el negocios de 3PL, la principal ventaja competitiva, viene más como resultado de la covid-19 que del sector automotor porque, como mencionaba, aquí en Baja California este sector se quedó a media velocidad. La mayoría de las inversiones desafortunadamente se fueron al Bajío. La única industria automotriz fuerte que existe aquí en Baja California es Toyota, empresa que varias veces ha solicitado la capacidad del tren para mover sus unidades y es algo que simple y llanamente no se ha logrado. No se ha invertido en infraestructura en Baja California en los últimos doce años.
En cuanto a nuestro negocio de 3PL, las grandes oportunidades se van a generar con el efecto de la pandemia son en el e-commerce y el fulfillment como área de preparación de los productos para ser enviados a Estados Unidos, ya sea directamente por correo o por paquetería.
Sobre las oportunidades que ha brindado la covid-19, ¿estamos hablando de empresas de insumos médicos o medicamentos, empresas que han aumentado sus operaciones a partir de la pandemia?
Estamos hablando prácticamente de todas las áreas. Primero el área comercial, cualquier tipo de paquetería. La industria médica también tiene un área interesante para nosotros, primero que nada se van a incrementar los inventarios de seguridad, los llamados safety stocks. Si la industria maquiladora o médica estaba trabajando en esquemas de justo a tiempo, hay muchos de estos productos que vienen de otros países y que traen un tiempo de entrega relativamente significativo. Con la problemática de la covid-19 vemos cómo estas cadenas de suministro se vieron seriamente acotadas y las industrias tienen necesidad de incrementar sus inventarios de seguridad para poder surtir a sus clientes. Esto genera mayor demanda en las áreas de almacenamiento y nos pone en una situación inmejorable para poder proporcionar este servicio.
De igual manera, cuando volteamos a ver las estructuras internas de estas maquiladoras, van a tener necesidad de productos de higiene. Estamos hablando de guantes, cubrebocas, gel, desinfectantes. Esas áreas también son de fulfillment, hay que entregarlos en el momento en el que los requieran. Creo que para nosotros se van a incrementar las oportunidades de negocio.
¿Qué retos han tenido ante la parálisis de las cadenas de suministro por la pandemia y cómo los han enfrentado?
Principalmente, la disminución de personal. Hemos tenido la necesidad de mandar a su casa a todas las personas que pertenecen a grupos vulnerables, también algunos de nuestros empleados se han infectado del SARS-CoV-2. Les dimos los apoyos correspondientes en cuanto a servicios médicos y sus sueldos.
Se han incrementado las necesidades de almacenamiento, entonces ha habido ocasiones en las que nos quedamos sin espacio para poder almacenar, tenemos que dejarlo en contenedores externos. El mismo cliente ha tenido que interrumpir su cadena de suministro o que tratar de detener a los proveedores para que dejen de surtirlos. Han sido realmente nuevas reglas del juego que hemos tenido que aprender y adaptarnos a ellas.
¿Cómo se está llevando a cabo el proceso de reactivación en su empresa y cuál ha sido la estrategia para sortear la crisis?
Realmente nunca dejamos de operar, instrumentamos todas las medidas de higiene, sana distancia y suspendimos las juntas de operaciones presenciales (las tenemos por videoconferencia). Además, se agrandó el área de comedores para que los empleados tengan espacio y ofrecimos equipo de seguridad, caretas, guantes y cubrebocas.
Ha habido cierto desbalance económico, se han incrementado los costos de operación, pero la gente es el factor más importante que tenemos y hay que cuidarlo. Estamos cuidando la línea de resultados, tratando que los porcentajes y márgenes de utilidad se mantengan estables. Afortunadamente el negocio del almacenamiento sí ha incrementado, por las misma necesidades.
El balance neto hasta el momento ha sido positivo. Si alguien tratara de prever hacia dónde va el mercado, vería que este negocio es un mercado de crecimiento, de oportunidades frente a la crisis actual. Solo tendremos que ajustar nuestras operaciones, métricas y parámetros de desempeño a la nueva economía.
Además de la falta de política industrial, sabemos que otro de los retos en el estado es la inseguridad. Según el Índice de Competitividad Estatal del IMCO, Baja California se encuentra en los últimos lugares en seguridad. ¿Cómo afectan los índices de inseguridad del estado? ¿Cómo se está atendiendo el asunto?
Dado que ocupo la presidencia del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California el tema me es ciertamente familiar.
Primero que nada te diría que no afecta al desarrollo económico, no hay inversiones registradas que se detengan por los parámetros de inseguridad. El tema más escabroso es el de los homicidios, tenemos demasiados muertos en el estado, particularmente en Tijuana. El homicidio es un tema que transita muy independiente del desarrollo económico. Desafortunadamente es un problema generado por el narcomenudeo y está muy relacionado con las adicciones.
Se incrementan los costos en materia de seguridad: hay que tener cámaras de seguridad, guardias, pero es un tema que vivimos desde principios de siglo, no es nada nuevo. Creo que las empresas ya tienen dentro de sus presupuestos, la inversión adicional en materia de seguridad.
Hay algunos organismos como el INEGI o el Instituto para La Paz, que hablan de un porcentaje muy importante del PIB destinado a seguridad, que si no se invirtiera ahí, se podría utilizar en proyectos de desarrollo económico. Pero a final de cuentas creo que el resultado es que si bien estamos en una situación muy difícil en materia de inseguridad, no afecta la inversión ni el desarrollo económico.
Sobre el tema de la digitalización que mencionaba, ¿qué papel desempeña la tecnología en su mercado y qué beneficios han obtenido?
Nuestro negocio es una combinación de mano de obra y tecnología. Por un lado, no podemos automatizar la mayoría de nuestros procesos por el hecho de que necesitamos gente como montacarguistas, factor humano que surte las órdenes que nos dan nuestros clientes. Pero sí, en cuanto al flujo de información, las métricas de desempeño y los factores de productividad, son parte de la tecnología que sí podemos aprovechar y creo que en términos gubernamentales se anuncia mucho este tema de la reforma en los trámites digitalizados. Sin embargo, México está muy atrasado en eso, todavía hay procesos burocráticos muy lentos; el cambio de gobierno federal retrasó significativamente que se otorguen nuevos permisos de maquiladora, los cuales se daban en un período muy corto. Ahora está tardando seis o siete meses y eso se convierte en un inhibidor de la inversión extranjera.
Es el caso de una empresa importante que traía una inversión millonaria a Baja California en el área de esterilización de productos. No existe prácticamente ninguna empresa en el estado que esterilice; dado que hay algunas compañías pequeñas utilizadas por algunas empresas en particular, esta esterilización se tiene que hacer en Estados Unidos. Es una gran área de oportunidad en el desarrollo para generar empleos, más procesos de almacenamiento y más valor integrado en el estado. Desafortunadamente, el gobierno federal nunca dio el permiso y esta empresa que iba a hacer una inversión multimillonaria, que ya tenía rentados aproximadamente doce mil metros de almacén, tuvo que cancelar. Se quedaron con el equipo almacenado en San Diego. Esas políticas públicas, esta falta de política industrial que menciono sí afectan seriamente el desarrollo de nuestro estado y de nuestro país.
Finalmente, ante esta situación, ¿cuáles son sus expectativas del segundo semestre del año?
Es un año ciertamente difícil. La crisis económica es comparable con la Gran Depresión. Creo que los retos están ahí, todas las industrias vamos a tener la necesidad de reinventarnos y de tener como objetivo principal la generación del empleo, porque no podemos darnos el lujo de tener una crisis social, que cuesta mucho a nuestra gente, a nuestros trabajadores y al país en general. Ya la hemos vivido en el pasado y los empresarios tendremos que hacer lo necesario, lo suficiente, para sacar a nuestra gente adelante.