Foncerrada Pascal comenta en entrevista a Comercio Exterior Bancomext: “Cometimos algunos errores en el pasado que impidieron explotar el potencial de esos acuerdos. Creo que ahora, con la integración y la experiencia que tenemos, hay que movernos muy rápidamente para evitar todos los obstáculos que nos puedan impedir aprovechar todo el potencial del proyecto”. Entre esos errores destaca uno que el país no debería repetir: no haber tenido una política industrial integral.
También detalla este concepto: “Por industria entiendo no solamente la manufactura sino la agroindustria, la agricultura y los servicios. Por integral quiero decir que cubra todos los aspectos que permitan el desarrollo de la industria. Entonces requerimos una política industrial que permita conjugar bien los ritmos de los diferentes sectores, los insumos, y que propicie, sobre todo, con todos los diferentes elementos, un mayor contenido nacional a través de las cadenas productivas, de suministro”.
Esa política industrial integral implica acciones en diversas áreas, entre las que Foncerrada resalta algunas: financiamiento, infraestructura estratégica, acceso a energía con buenos precios y una política de desarrollo regional que logre aprovechar las ventajas y vocaciones de las distintas zonas del país.
Otros aspectos que le parece importante atender son la política financiera, el acceso a financiamiento con buenas tasas y a buenos plazos, y una mejor política fiscal, porque “con los impuestos que se pagan hoy estamos en un camino que es exactamente el contrario del que deberíamos tener. El impuesto sobre la renta de otros países es mucho menor y eso les da ventajas”.
No obstante, señala que la inversión es el principal determinante, y para la cual es muy importante la tasa de rendimiento del capital. “Con seguridad física y jurídica, con buenas políticas fiscal y financiera, de integración regional, yo creo que podemos lograr que la rentabilidad del capital sea tal que se den los proyectos que requerimos.”
Para que México logre alcanzar el éxito en el TPP debe haber una distribución adecuada de tareas y responsabilidades, explica el especialista: “El sector público tiene una responsabilidad: lograr un buen ambiente de negocios, dar seguridad, ver que existan los elementos para capacitar a la gente, dar certeza jurídica, tener un Poder Judicial confiable y honesto, y ver por la infraestructura. Con esto se podrán tomar las decisiones correctas y crecer bien”.
Pero también el sector privado deberá asumir las tareas y compromisos que implica el nuevo Acuerdo: “Dados los elementos de certeza, de seguridad, de no castigar la inversión y las utilidades (cobrar los impuestos que se deben cobrar, indudablemente, e incrementar la recaudación, pero sin que sea tal que reduzca la inversión), tiene la responsabilidad enorme de crear empleos y de ver por el bienestar. El sector privado no solamente puede y debe buscar la rentabilidad del capital, que es razonable, sino que, además, debe hacerlo con un gran sentido de responsabilidad social, lo que implica muchas cosas: desde empleos y salarios dignos, seguir las reglas de competencia, de transparencia, en los términos de gobierno corporativo, hasta cuidar y proteger a sus proveedores, a sus empleados, a sus clientes de una manera honesta y transparente”. De esta manera, estima el economista, ante el panorama de mayor competitividad, el sector privado tiene que prepararse para competir mejor, técnica, tecnológica y organizacionalmente, con transparencia y decisión.
Esta política industrial integral implica acciones en diversas áreas: financiamiento, infraestructura estratégica, acceso a energía con buenos precios y una política de desarrollo regional
Aunque ese es un camino conocido y que ya se ha transitado: “Nuestro sector privado ha mostrado ser muy competitivo y capaz de enfrentar un mercado internacional y al proceso de globalización, aun con los enormes obstáculos que tenemos en el país. Si le encargamos al Gobierno que allane el piso, el terreno para funcionar, entonces el sector privado tiene la enorme responsabilidad de aprovechar la oportunidad de ser más competitivo”.
Sobre la función de la banca de desarrollo en su propuesta de política industrial integral, comenta: “Ha tenido un papel muy importante en nuestro país en el pasado y creo que debe seguir teniéndolo, no como un instrumento de subsidios, de pérdida de capital, de créditos mal otorgados, de la consecución de metas sin el análisis profesional, porque esto llevó a nuestra banca de desarrollo a tener problemas financieros y, finalmente, a ser descalificada en su acción.
“Sin embargo, llegó a tener periodos muy exitosos, muy importantes, y gran parte de la industria de la manufactura mexicana, muchos de los proyectos más importantes, se deben a la valiosa participación de financiamiento de la banca de desarrollo. Esta puede tener un papel trascendental, cofinanciando con la banca comercial —esta es otra responsabilidad del sector privado: debe financiar el desarrollo, el empleo y el bienestar. No debe subsidiar, pero sí financiar. Entonces la banca de desarrollo juega un papel complementario fundamental; diría que, como cofinanciador, es crítico, ya que es parte esencial del desarrollo industrial integral. Si no la tenemos comprometida, difícilmente vamos a lograr algunas cosas”.
Destaca que cada una de las instituciones que integran la banca de desarrollo, como Nacional Financiera, Banobras y la Sociedad Hipotecaria Federal, entre otras, tienen un papel relevante. Sin embargo, al ser el TPP un acuerdo de libre comercio, destaca el lugar preponderante del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), “que puede ser y debe convertirse en la gran pieza del yacimiento financiero del futuro. Ha pasado por muchas distintas etapas, pero yo creo que hay que recuperar su esencia para que financie no solo los procesos de importaciones y de exportaciones. Pienso que con el cofinanciamiento, sin tener que tomar el riesgo completo, debe convertirse en una piedra angular del financiamiento a la producción para exportación y no solamente del comercio; que este se haga con todos los esquemas que conocemos desde siempre”.
Por lo anterior, Foncerrada Pascal —quien ha sido profesor e investigador en materias económicas y financieras en instituciones como la UAM, el CIDE, el ITESM, el ITAM y El Colegio de México—, agrega: “Considero que el papel de Bancomext como banca de desarrollo es apuntalar la producción también para el comercio internacional, como ya lo hizo en algunas ocasiones, y puede entrar cofinanciando muchos de estos proyectos”.
Para que el respaldo que brinde Bancomext sea eficiente, Foncerrada Pascal menciona los que considera criterios fundamentales: una buena medición del riesgo en el otorgamiento del crédito y de este desarrollo. Así, “hay que ver lo que hacen otros bancos de comercio exterior en el resto del mundo. Las mejores prácticas las conocemos, el Banco las ha experimentado y fomentado. Tiene que convertirse en un jugador estratégico para la integración de México en el mercado internacional, como lo es, por ejemplo, el Eximbank en Estados Unidos”.
Entre las ventajas que México obtiene con el TPP, el especialista indica que “el Acuerdo se establece con varios países de Asia (región que está creciendo muy rápidamente) con los que aún no había ninguno, además de que ya teníamos algunos otros tratados importantes, como la Alianza del Pacífico, hecho con países sudamericanos, y el TLCAN”.
Añade: “La apertura de estos nuevos mercados, sin duda, representa una oportunidad muy importante: es una población muy grande a la que se puede tener acceso ahora de manera más fácil, pero al mismo tiempo representa un enorme reto porque los países asiáticos son muy eficientes y muy competitivos. Significa un desafío importante en términos de eficiencia y de avance tecnológico, de organización empresarial, de eficiencia del sector público, en transportación.
“Si todo esto se alineara bien, yo creo que tenemos una oportunidad muy importante de mayor producción en varios de los sectores y de mayor exportación”.
Además, encuentra otra ventaja: la posibilidad de producción conjunta entre los países que se incorporan a este tratado. Así se puede pensar en mayores inversiones extranjeras, “ya que al incorporar insumos y trabajo mexicanos pueden, de mejor manera, producir en México, aprovechando algunas de las externalidades que pueden ofrecer estos países en términos de costo de insumos, de tecnología, y en una alianza productiva mejorar la competitividad y el acceso a otros mercados. Entonces no es solamente el producto nacional sino también todo este potencial el que permite la integración de capital humano, de tecnologías con otros países y de México no solo como plataforma sino para integrar un contenido nacional de manera importante”.
La entrada de México en el TPP implica diversos riesgos y desafíos que el país tiene que enfrentar de inmediato para poder ser competitivo. Foncerrada Pascal menciona el déficit que hay en infraestructura, que es “muy retrasada; no tenerla al día implica mayores costos, menos productividad y competitividad. Este reto es fundamental y debe ser abordado por el sector público como el gran organizador de un plan de infraestructura nacional en el que se pueden aprovechar asociaciones público-privadas. Pero estas no van a ser suficientes, se requiere una inversión muy importante del sector público en este sentido”.
Otro aspecto relevante es el de la regulación, ya que, agrega el entrevistado, en los niveles estatal y municipal “sigue siendo un enorme obstáculo para la inversión y para la competitividad; se requiere una gran simplificación en la que prácticamente no haya discrecionalidad para hacer trámites y otorgar permisos. En este sentido sería muy importante que lográramos esta gran simplificación porque, además, reduce la corrupción. A más regulación más corrupción, y esto cuesta: resta competitividad, incrementa los costos, etcétera”.
El capital humano es un componente clave para que nuestro país pueda competir con ventaja en el TPP, por lo cual el director del ceesp señala: “Puede ser un riesgo si nos atrasamos estos dos años en los que entrará en vigor el Acuerdo. Podemos quedarnos atrás, de manera muy importante, de lo que ya está sucediendo en todos los países que lo integran”.
Un problema esencial que es urgente atender es la inseguridad, ya que implica muchos costos adicionales para las empresas. Un tema clave para generar mayor inversión, tanto extranjera como nacional, es la certeza jurídica, que haya un efectivo Estado de derecho y certidumbre sobre los derechos de propiedad. Advierte Foncerrada Pascal con preocupación: “Hay que ser muy conscientes de lo que está sucediendo en nuestro país, porque la inversión no solo no se está dando en muchas zonas sino que se ha reducido. No vamos a poder competir si estos temas siguen pendientes.
Considero que el papel de Bancomext como banca de desarrollo es apuntalar la producción también para el comercio internacional, como ya lo hizo en algunas ocasiones
“Algo fundamental es la certeza en los fallos judiciales y en la justicia cotidiana, que no existe, desgraciadamente. Eso es un gran reto y un gran riesgo porque hoy la justicia es para quien mejor soborna y no para el que tiene la razón. No se puede vivir si no tenemos todas estas cosas resueltas. Si no lo hacemos, el TPP, con todo su potencial, lo que va a hacer es inundarnos de productos extranjeros y va a ser perjudicial para el país”.
Lo anterior es muy importante porque tiene que ver con el desarrollo social, como explica quien también fue vicerrector de la Universidad de las Américas Puebla: “La política de un tratado de libre comercio de la envergadura impresionante que tiene el TPP debe estar absolutamente dirigida a un desarrollo incluyente, al bienestar de la población, y esto solo se logra con mucho empleo. Por eso requerimos darle seguridad a la inversión, la que hoy no tiene”.
Sin lugar a dudas, unos de los aspectos fundamentales del TPP es el geopolítico, en el que el cálculo, la determinación e influencia estadounidense ha sido fundamental. Al respecto, Foncerrada Pascal comenta a Comercio Exterior Bancomext: “Indudablemente la insistencia y la decisión del presidente Barack Obama por lograr el Acuerdo sobre cualquier otra cosa tiene un sentido geopolítico absoluto, que es dominar el Pacífico frente a dos grandes potencias: China y Rusia.
“Entonces, la estrategia —que a mí me parece genial— de incorporar comercialmente a toda Asia no es solo en ese aspecto: la incorpora productivamente; en términos de empleo, establece una serie de acuerdos laborales y también de medio ambiente. En realidad es, más que un tratado de libre comercio, uno de integración regional, inteligente, bien hecho, y, si se desarrolla con éxito, va a configurar una sola región productiva”.
El anterior plan va a tener grandes efectos no solamente sobre los países que integrarán el TPP, sino a escala mundial con profundos efectos sobre el futuro. Al respecto comenta el director del ceesp que incluso se han publicado libros que tratan los próximos 100 y 200 años, y en ellos se ha llegado a plantear la conformación de una región asiática que también incluiría a Australia, mientras que otros llegan a hablar de Eurorrusia, por ejemplo. Pero el TPP cambia todas esas estimaciones ya que integra a Australia, Nueva Zelanda, diversos países asiáticos, Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Perú y, en cualquier momento, al resto de América Latina.
La entrada de México en el TPP implica diversos riesgos y desafíos que el país tiene que enfrentar de inmediato para poder ser competitivo
De esa forma, “ahora lo que vamos a tener es un poder asiático-americano que no se consideraba en ninguno de estos libros de futurólogos. En ese sentido me parece que tiene un papel muy importante. México está desde hace tiempo integrado a ese proyecto, y yo creo que el TPP es casi el paso adicional. Además, no podíamos quedarnos fuera porque el TLCAN quedó rebasado, ya pasó y estamos en otra temporada”.
Así, considera Foncerrada Pascal, el proyecto geopolítico de integración regional es un hecho, por lo que “no hay otra opción más que, efectivamente, aprovecharlo de la mejor manera”. Pero todavía hay varios pasos que dar: si bien México ya tiene un tratado de libre comercio con Europa, ahora lo que tiene que hacer es integrarse al tratado que establecerá Estados Unidos con ese continente, ya que “tiene un gran potencial en todos los sentidos y grandes retos que hay que saber aprovechar”.