Querétaro: Santuario de la industria de autopartes
Querétaro es clave para la producción compartida de automotores en América del Norte. Sus plantas de autopartes surten a las armadoras de la región que, en conjunto, producen anualmente 18 millones de vehículos. Con seis  décadas de experiencia ininterrumpida, la entidad cuenta con un ecosistema de manufactura que resulta atractivo y cómodo para empresas de reputación mundial. La pandemia, las tensiones comerciales con Asia y el ambiente de  inversión nacional se aprecian ahí más como ventanas de oportunidad que como amenazas. Hay confianza en seguir creciendo en volumen, en capacidades de diseño con mayor valor agregado y en su tránsito tecnológico hacia la  electromovilidad.
Por: Gabriela Gándara

En un recuento histórico, ¿cómo inició y se ha desarrollado la manufactura automotriz en Querétaro?
La industria de autopartes automotrices ha estado presente en Querétaro por más de sesenta años, periodo en el que cobró impulso a partir de algunos momentos clave. A principios de los años sesenta inició operaciones la  primera planta icónica: Transmisiones y Equipos Mecánicos, mejor conocida como Tremec. La década de los noventa representa un segundo momento decisivo, pues a lo largo de la misma se experimentó un crecimiento significativo de la inversión extranjera directa proveniente de Estados Unidos que tuvo su origen en la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Las nuevas inversiones de los noventa no arrancaron de cero, encontraron en Querétaro un entorno favorable para sus proyectos porque el estado contaba con una base industrial que se había edificado en los 30 años previos. A  partir de la evolución de las empresas proveedoras de primer nivel (Tier 1), hemos rastreado que la presencia de plantas dedicadas a la producción de autopartes, muchas de ellas emblemáticas, casi se duplicó en los noventa; la  industria automotriz creció 45% en esa década.

Con el posterior arribo de armadoras japonesas y estadounidenses a entidades de la región, como Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí, hubo una mayor demanda para las empresas de proveeduría asentadas en  Querétaro. A la par de estos proyectos se iniciaron, crecieron y se consolidaron plantas de países como Canadá o Alemania. Este último país aporta el mayor número de ellas, con cerca de 30% del total. Finalmente, las empresas  que iniciaban operaciones en nuestro estado encontraron un ecosistema que apoyaba sus proyectos, conformado por universidades, escuelas técnicas y proveeduría robusta, lo que en conjunto constituye un incentivo real para  invertir aquí.

 

¿Cuáles son las manufacturas automotrices más representativas de la entidad?
En el estado están presentes empresas emblemáticas de la industria automotriz a nivel mundial como la alemana Bosch, que es ícono de la manufactura global. Otros ejemplos son la canadiense Magna, fabricante de elementos  exteriores de los vehículos, el Grupo ZF, especializado en sistemas de movilidad para vehículos o Brose, dedicada a la mecatrónica. Esta última, además de que tiene muchos años en Querétaro y de que ya cuenta con tres plantas, anunció recientemente la creación de un centro de ingeniería. También ha montado un centro de diseño la francesa Valeo, que produce sistemas térmicos; de electrificación; de visibilidad y de comodidad, y asistencia al conducir.  En síntesis, no solo destaca la añeja presencia de este tipo de empresas líderes en su ramo; sino que, actualmente, realizan en México procesos más complejos que dan valor añadido a su producción mundial.


¿Cuál es el aporte de las manufacturas automotrices a la producción, al empleo y a las exportaciones queretanas?
La industria automotriz aporta aproximadamente el 30% de las exportaciones totales del estado. Su contribución al PIB estatal puede estimarse a partir de su composición: la industria automotriz representa el 34% de la  manufacturera; esta, a su vez, constituye el 22% del sector secundario que aporta el 42% del PIB. De manera directa e indirecta, la razón de ser de la manufactura automotriz en la entidad es integrarse a las cadenas globales de  suministro y su principal mercado es claramente Estados Unidos, país que es la plataforma de producción para la industria de Norteamérica. En cifras globales, en América del Norte se producen 18 millones de vehículos por año,  de los cuales México produce cuatro. Las proveedoras en México no solo abastecen a las empresas establecidas en el país, sino que sus exportaciones de autopartes se destinan a la fabricación de once millones de vehículos que se producen en Estados Unidos.


¿Qué factores contribuyeron a consolidar al clúster automotriz de Querétaro como uno de los más dinámicos del país?
Primero, contar con la capacidad de formar al recurso humano mediante un sistema educativo adaptable a las necesidades de las empresas. Existen programas de formación tanto para personal operativo como para mandos  medios. Hace algunos años, dichos programas se concentraban en cuestiones de metalmecánica pesada, pero poco a poco la formación se fue especializando en procesos más complejos. De ese modo, las empresas encuentran  personal capacitado, con las competencias necesarias y los requerimientos que demanda la evolución de la industria. Esa condición es una de las primeras preocupaciones de los inversionistas, según lo que hemos constatado a lo  largo de los años. A este factor se añaden: una base de proveeduría sólida; una infraestructura de parques industriales absolutamente competitiva y moderna, y un entramado de servicios empresariales muy competitivo.

 

¿Qué impacto tendrán las nuevas reglas de origen del T-MEC en la industria de autopartes queretana?
Con esas reglas de origen se abren nuevas oportunidades si somos capaces de generar condiciones adecuadas. Debemos tener en mente que el espíritu del tratado comercial es la integración de las cadenas de suministro. De  manera que, si no somos capaces de montarnos en esa ola, las nuevas reglas pueden convertirse en una amenaza.

Una de las razones de que en Asia se realicen procesos o se adquieran productos de la cadena de proveeduría es que no existen aquí, ya sea porque no se sabe cómo, porque se carece de las materias primas, porque los costos no  son competitivos o bien por alguna otra circunstancia. La cuestión es que debemos crear las condiciones necesarias para que esa producción se lleve a cabo en el país: una política adecuada, inversión en infraestructura, costos de  servicios competitivos, programas de fomento a la innovación, financiamiento competitivo, entre otros temas. En suma, dotarnos de un conjunto de factores que nos brinden la oportunidad de competir. Si no los generamos,  tendremos que conformarnos, en el mejor de los casos, con un crecimiento inercial.

 

Un gran déficit del modelo exportador mexicano es el valor agregado internamente. ¿Qué medidas recomendaría para aumentar el número de  proveedores nacionales?
México ya cuenta con una base importante de proveeduría que nos permite agregar valor a las exportaciones. Debemos mantenernos en esa misma línea, pero ajustándola al nuevo entorno de la industria. Las empresas  transnacionales pueden adaptarse con mayor velocidad porque forman parte de la estrategia global del grupo, según la cual se decide la vocación de sus diferentes plantas y se les abastece de los insumos y conocimientos  necesarios para cumplir el objetivo. Por su parte, las empresas nacionales deben tener esa visión para convertirse en competidores clave. Para ello necesitan una oferta de créditos y servicios de soporte para estar en condiciones de  adquirir la tecnología adecuada, incluso la ingeniería de manufactura y de nuevos procesos. Si bien dichos procesos y tecnologías generan mayor eficiencia y productividad, requieren de montos considerables de inversión.

 

Con  una industria automotriz que transita hacia un nuevo paradigma tecnoeconómico a nivel mundial, ¿qué debe hacerse para mantener y ampliar la cadena de proveeduría en Querétaro?
Las grandes empresas internacionales tienen muy clara la ruta para mejorar sus procesos, con base en su estrategia global se transformarán tan rápido como los fabricantes de equipo original se los exijan. Algunas de esas  empresas ya tienen bien identificadas las actividades en las que habrán de especializarse. El desafío lo tienen las empresas nacionales. Es momento de que establezcan estrategias colaborativas y de que tengan una mayor cercanía  con sus clientes, ya que son ellos quienes saben hacia dónde se dirigen las tendencias. El nivel 1 guiará al nivel 2.

 

La industria automotriz es clave para la salud de la economía mexicana, ¿qué medidas asegurarían su reactivación vigorosa en la entidad?
El trabajo conjunto es importante. Para sumar esfuerzos, se creó hace cinco años la “Red de clústeres”, que hoy cuenta formalmente con diez asociados. Su objetivo principal es compartir experiencias y contar con puntos de   referencia para sostener de mejor manera el desarrollo de la industria nacional. Recientemente, se presentó la oportunidad de tener algo más formal, con recursos, y la pandemia nos llevó a plantear algunas estrategias transversales, sin perder el enfoque de que los clústeres somos unidades técnicas y que solo de manera tangencial tratamos temas coyunturales. Buscamos generar sinergias y propiciar oportunidades de negocio. Ahora estamos  avanzando con algunos planes estratégicos para la operación del clúster y en beneficios para los asociados.

 

Las restricciones a la movilidad impuestas por autoridades sanitarias en todos los países pusieron a prueba la fortaleza de las cadenas globales de producción, ¿considera factible una  reconfiguración que privilegie los emplazamientos productivos más cercanos a los mercados de consumo?
Desde hace algunos años Estados Unidos percibe dificultades con China: existían ciertos recelos en cuestiones de propiedad intelectual y propiedad de diseño, así como diferencias culturales y de husos horarios, entre otros  aspectos. Antes de la covid-19 ya se consideraban diferentes escenarios y se elaboraban planes de contingencia y de aseguramiento para mantener la operación. Ahora se consideran distintos escenarios para la continuidad de los  negocios ante la posibilidad de no estar en China, como planes de regionalización basados en fuentes alternativas de proveeduría.

 

El año 2020 marcará un parteaguas para la actividad industrial del mundo entero, ¿cuál es su balance del desempeño de la industria automotriz en la entidad tras ese año tan complejo?
En 2020 tuvimos momentos de enorme complejidad e incertidumbre, pero la industria supo responder y al final no se cumplieron los pronósticos catastróficos que se visualizaron al inicio de la pandemia. El reto fue reiniciar operaciones y desde el clúster se hizo un acompañamiento puntual. Una vez superada la etapa crítica se dio una recuperación de inventarios. Gracias a eso, a que algunos números en Estados Unidos fueron buenos y a que China  tuvo una recuperación rápida, la crisis no fue mayor. Una mezcla de estos elementos hizo posible un buen cierre en 2020. Por supuesto, hubo consecuencias, pero no fueron drásticas y la recuperación fue mejor de lo que se  esperaba. Se tiene confianza de que este año la industria tendrá un mejor desempeño. Así lo indican las encuestas y consultas que realizamos entre los representantes de las empresas del clúster. La mayoría ve condiciones para  crecer y mantener su plantilla laboral. Un 60% estima que debe mejorar sus procesos y reducir los costos. Ven crecimiento, pero con cautela. Más allá de la pandemia, que preocupa al 34% de nuestros agremiados, un 74%  manifiesta su desconcierto ante las decisiones legales y políticas tomadas recientemente por el gobierno federal. Valoración que contrasta con la de las instituciones estatales, donde el 60% de los directivos percibe mayor  estabilidad. En lo personal y en términos generales, veo un escenario optimista para la industria de autopartes en Querétaro.